noviembre 18, 2007

Historia de mi Zurda ( I )

A sabiendas que ha llegado el momento, ahora es cuando me decido a contarles una historia muy particular, que me ha sucedido desde que tengo memoria, bien sabemos que son las mujeres el macho de nuestra especie, que son más hermosas que nosotros, mejores en la cama, en la mesa, más correctas y cautelosas, sufren de misericordia y no de miseria por amor, siempre las ama alguien, los solteros de media edad nunca fueron más que moda y las solteras son mujeres inalcanzables y víctimas de los deseos pecaminosos de todo hombre que la vea venir y sienta su aroma a ceniza y vino tinto y vea sus labios llenos de tantos amores como de piedras, Nepal.

En fin, es zurda, siniestra, escribe inclinando las letras al lado contrario de las mías y de en donde al fin del cabo se tienden a encontrar un millón de puntos inútiles que dibujan lineas en el pensamiento incauto de un jamás, y es solo este hecho que me hizo notarla (como si hubiese necesitado algo más que actitud de "rodillas arriba" y su caminar "en cámara lenta") pero bien que me acobarde y ahora debo pagar por una mujer que no es la de mis sueños y que no hace ver mi soledad como mi peor pesadilla, si no que sencillamente me mantiene despierto.


Justo hoy en un acto egoísta masculino, que me hace sentirme tan pusilánime, tan sucio, follé, si follé, a una mujer que sin duda será el cuerpo más hermoso que se atrevió alguna vez a enredarse en mis sabanas, odio mi accionar del día, mi estupidez que dijo: - Hey, Necesitas dejar de pensar en lo que no te importa, toma el teléfono, sabes el numero, ella espera que llames.
y sin pensarlo en un momento de desatino total y falta de sueño, sucedió lo irrepetible, llamé a una niña que entre sus piernas su sexo olía a nenúfares amarillos en medio de agua dulce y salada, en la vorágine de nuestros cuerpos yacía mi hombría y todo el bien que creía haber hecho en la vida hasta el momento, en un monstruoso movimiento, rápido y lleno de amabilidad desfloré su inmaculada concepción de amor, mientras arañaba mi espalda con la mano derecha, yo pensaba, no esta la mano que quiero sentir en mi espalda, no es siquiera una mano derecha, no es un cabello largo sedoso, ni unos pechos prominentes, los que quiero sentir contra mi cuerpo.

Quiero sus uñas cortas, sus pies duros, sus insultos y ademanes que me vuelven loco, no la quiero en mis sabanas, yo quiero estar en las suyas y me haga de ella con una bofetada cada vez que me equivoque, quiero la sal de sus hombros , sobre la que resbala el medio día, cuando es hora de volver al trabajo, quiero sus manos y la mías dándonos de comer aceitunas con anchoas y un beso que me sepa a humo y alcohol, como quien dijo una vez "olorosa a tabaco y a ron" esa es mi mujer, que se me alegre el día al verla decir unos cuantos chistes un par de miradas escabrosas y extinga mi miseria por que no solo me gusto más cuando estoy con ella, no solo me gusta ella más cuando esta conmigo, me gusta más el día me gusta más mi cobardía, me gustan más sus ojos eternos y palpables la resonancia de sus gritos desaforados en la cafetería, sus confesiones "socialmente inaceptables" para una dama.

Pero la sociedad no se da cuenta que una dama es menos que una perrita entrenada para caminar un paso atrás de su caballero y la feminidad es menos que la belleza que se postra sobre esta mujer zurda y su complejidad profunda como el centro de la tierra, y su piel blanca y un árbol eterno en memoria de quien no se olvida, y verla afrontar estos preceptos me deja sin habla y sin más que decir que es más mujer que cualquiera, que es más apetecible, de lo que me ha apetecido una dama, una perrita entrenada.

1 comentario:

Nicoyita dijo...

Me gusto!!!!