agosto 21, 2007

Sinápsis de una buena noche.

"A veces podemos pasarnos años
sin vivir en absoluto,
y de pronto toda nuestra vida
se concentra en un solo instante."
Oscar Wilde
Y si, la noche fue genial, más lo que detesto admitir fue que mi noche se concentró en un momento interminable y la de ella, bueno.... se concentró también, pero como es de esperarse, un mortal no tiene mucho que hacer al lado de una Valquiria (uds. entenderán).

Bien mi problema, al fin no fue la noche, estuvo esplendida, tan esplendida como sus hombros y la luz que posó sobre ellos mientras reía por los chistes repetidos de un muy noble muchacho, distinto a mi, por supuesto. Como decía: - Solo podía pensar en un par de noches semejantes en la vida, tan llenas de gloria y de euforia de ese sabor que debo todavía tener al fondo de la boca, es más ni siquiera era la noche, era ella, ella se veía como mañana de navidad, como noche de graduación, como la mañana después de haberte mudado a otro cuarto, de alguna manera raro, pero fortuitamente escandaloso, inaudítamente chocante, pero exótico.

Si hasta había olvidado, lo que era un beso así, sin aviso, ni constancia, sin pensar: -¡Esto no le gusta!, Pensar más bien: ¿Esto le gustará? y no tener que preguntarle, si le gustó el mordisco (mucho menos disculparse), si no que una sonrisa tan pequeña que es apenas descriptible conteste en el momento menos concurrido, que fue el movimiento acertado, por que yo sonreía igual, al sentir su nueva nariz respingada y tierna, rozarme la mejilla y de costado a costado, pasando por la mía y al entre abrir los ojos verla, si, verla ahí al frente de mi y yo de ella, como si todo en realidad estuviese pasando, como si todo lo que me pasó por la cabeza hacer y deshacer de dos o tres maneras distintas no hubiese tenido lugar nunca y así fue, ella y yo. punto.

¿Pero recuerdan sus navidades? ¿su graduación? ¿su cuarto nuevo?

Yo sí, mi padre nunca le acertó al color exacto de los legos, ni al numero que tenia que llevar la camiseta de los LAKERS, en mi graduación, muy pocos lloraron con mi discurso, y mi profesora favorita estaba en el baño y mi cuarto nuevo estuvo muy bien, hasta que llovió al día siguiente y el agua encontró casa en mi zapatera, pero sin embargo, ese instante, el primer instante valió la pena, ese primer rayo de sol que te encandiló la cara y no habías notado que la camiseta era de otro jugador y no la de Magic, que tenias el barco pirata, pero las velas eran blancas y quienes lloraron en tu graduación todavía te llaman para ir a beber unas dos o tres cervezas y el cuarto lo conservé con todo y sus goteras con la esperanza de alguna vez hacerlas parte del ornato del cuarto, así que al fin del cabo: cuando puedes decir que todo, absolutamente todo se puede concentrar en un instante, es cuando has tenido una buena noche, una buena semana, UN BUEN RECUERDO.

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