septiembre 04, 2007

(Mi señora)

Para su partida le hubiese pensado mil palabras y diez mil maravillas
pero no se las dije
le hubiese cosido un guisado de sueños, media tonelada de flores
pero si no me piensa como yo a ella
¿que logré?
más que un recuerdo entumecido por alcohol a flor de piel
que duele con un hueso partido
como una mañana sin ella.

Predigo un llanto de dolor
un cuarto para las ocho, un día sin ganas, una madrugada sombría
y cerró la puerta, degollándome,
con sus pasos al unísono de ellos, un chorro de sangre
tun, tun, tun, se me fue la vida yendo en gotas
paso, paso, paso, de ella, mi señora
alejándose como si fuera a volver
tan segura como la mañana
tan frágil, como mis suspiros.

y entre todo lo que podría mirar
tres árboles, dos edificios, cien autos, un tren interminable
miro la precensia de su ausencia, miro la figura que me falta
el pelo corto que no se enredó en mis dedos
la cintura chica que no podré sostener al tiempo del café
y la sigo buscando, de vuelta a casa, y si la encontrase
no le diría nada, por cobarde, por miedo, a no volverla a ver.

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