Solo yo me acompañaba
con un lienzo eterno de estrellas
pinté un vendaval
en el cielo negro de mis ojos
llovió como nunca
y nadie dijo nada
luego con su verde
y su don de sirena
pinté las brisas del color de la mañana
las adorné con mi olor de baño tardío
todo fue complejo y una vez más
nadie me dijo nada
sangré
cuando todo calmo, se tornó
ahí lentamente en la luz
apenas perceptible
hundí mi pincel en el calvario de sangre
y coloreé el atardecer rojo
como me acostumbraron tus ojos
y así aun nadie dijo nada
exhausto, de vuelta con Morfeo
pensé porque nadie me dijo nada
por que mi obra tan esplendida
mi golpe de suerte no fue alabado
porque no pude disfrutar de mis versos y mis colores
entonces, fue cuando
solo en mi cama
ácaros, de compañía
almohadas, de testigos
mejor lo hubiese soñado
No hay comentarios:
Publicar un comentario