febrero 19, 2007

Postergación.

Lo peor que te puede pasar es que los años nos pasen muy cerca, tanto que marquen la cara, nuestro espíritu, que avejenten la vida misma, sin un instante de calma, sin llevar con calma las prisas, pensar en una tarjeta de crédito para no formarse en el banco y aprender un poco de la especie que nace por un deseo y no postergación de la misma, sin preocuparnos por preguntar que sucedió con la esperanza de vivir para vivir y no para trabajar o para tener más poder o menos enemigos, dejar que cada grano de arena caiga arrastrando nuestra verdad y nuestra vidas lejos, arrastrando la belleza para maquillarla con sombrías fantasías que no podemos realizar a causa de nuestra edad, ya un poco avanzada y en lugar de pensar, con los segundos; que decirle a los seres queridos, pensar en las palabras ideales para un epitafio digno de la atención de desconocidos, que no saben quien fue ese cuerpo o del miserable que lo ocupaba.

Así ir olvidando lentamente la razón de nuestra gracia y como agraciamos a nuestros queridos vestigios, recuerdos que están condenados a no volver jamas a ser un hecho forjado por medias experiencias y miedos terminados en alegrías de alivio, eso es deprimente, no tener que más alegrías que las de alivio o un día de fiesta, no tener con quien ir a cenar y optar por tu jefe o un compañero de trabajo, con una sobremesa donde seguramente se firmen algunos contratos y la sentencia de tu inconformidad; La que no te deja dormir cerca del recuerdo de un fin de semana de placer entre unas sabanas alquiladas, un juego de cuerpos, dos pares de brazos, dos pares de piernas, uno de pechos y suficiente sudor para tener que cambiar la sobrecama, esa simplicidad, ese afán de no ser más lo que se espera de un ser inexperimentadamente insatisfecho de diez y tantos años, la mitad de desalientos y unos cuantos desprecios efímeros.

Pues, precisamente es esto lo bello de la humanidad, los humanos, de los cuales quedan pocos, ya que con la tecnología, también va desapareciendo la pasión y el altruismo y mientras avanza el tiempo, avanza lo sintético, el arte es ahora digital y los seres queridos ya no empuñan una pluma ni lamen la estampilla para enviarte una carta, se perdió el romance pues toma mucho tiempo y esa necedad de querer hacer todo más rápido, todo más sencillo y con un botón nos arranca los años del alma y somete nuestra libertad a un nuevo mañana, en el cual nos despertará el reloj programado de un teléfono móvil con una tonada de una canción real, difuminada en un tono polifónico y lo peor del asunto es que diremos cuan genial es aquella replica de mercado barato, ¡Alabanzas al formateador!, a quien des quebraja el arte en códigos computarizados y ordenados en "bits" como únicos vocablos unos y ceros, binaria mente ridículo, una proliferación de la belleza de los divinos desnudos de Miguel Ángel, de los paisajes de Monet y los girasoles de Vangoh.

Nuestra molestia es la prisa y nuestra vejez y la sintetizamos para ahorrar tiempo, sabiendo que no existe un banco de tiempo y que las experiencias son hermosa, si todo fuese ordenado y perfecto, la miseria como la mía no exsistiría y los libros de Borges seria papel para pisar, el nuevo afán de nuestra especie es un agravio comparativo insultante con lo que fueron esos siglo, ahora maduramos más rápido y morimos antes de tiempo, aunque sigamos respirando, vivir es más que caminar en sentido a ninguna parte, es tropezar con una piedra, caer, romperte la cara y caminar con las rodillas más arriba la próxima vez, es detenerse un instante a mirar el vapor de un café recién hecho y las risas enamoradas de quienes lo comparten, es enviar flores un día cualquiera para celebrar la belleza, buscar una excusa para enamorarse y recibir el sol con resaca causada por el despecho, es el amor por la vida, la vida misma y vivir para vivir, despertar cada mañana con la ilusión de que no haya otro hoyo en la capa de ozono y que el efecto invernadero es solo una excusa para hacer las faldas aún más cortas y crear una persona nueva cada día, que esté hecha para disfrutar, no para envejecer con las prisas y alburearse con los minutos.

Posterga todo, tomate un tiempo para querer amar a quien te mira en silencio, tomate el tiempo de mirar en silencio a lo que quieras amar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues sí, deberiamos tomarnos la vida con más calma. La sociedad nos aboca a la vivir por vivir, con prisas